NO
ME LLAMES EXTRANJERO
No me llames extranjero porque fue distinto el seno o porque acunó mi infancia otro idioma de los cuentos.
No me llames extranjero si en el amor de una madre tuvimos la misma luz en el canto y en el beso con que nos suenan iguales las madres contra su pecho.
No me llames extranjero ni pienses de dónde vengo. Mejor saber dónde vamos, a dónde nos lleva el tiempo.
No me llames extranjero porque tu pan y tu fuego calman mi hambre y mi frío y me cobija tu techo.
No me llames extranjero. Tu trigo es como mi trigo, tu mano como la mía, tu fuego como mi fuego y el hambre no avisa nunca, vive cambiando de dueño.
Y me llamas extranjero, porque me trajo un camino, porque nací en otro pueblo, porque conozco otros mares, y un día zarpé de otro puerto. Si siempre quedan iguales en el adiós los pañuelos y las pupilas borrosas de los que dejamos lejos los amigos que nos nombran y son iguales los besos y el amor de la que sueña con el día del regreso.
No, no me llames extranjero. Traemos el mismo grito, el mismo cansancio viejo que viene arrastrando el ser humano desde el fondo de los tiempos cuando no existían fronteras antes que vinieran ellos; los que dividen y matan, los que roban, los que mienten, los que venden nuestros sueños, ellos son los que inventaron esta palabra EXTRANJERO.
No me llames extranjero, que es una palabra triste, que es una palabra helada, huele a olvido y a destierro.
No me llames extranjero. Mira tu niño y el mío, cómo corren de la mano hasta el final del sendero.
No los llames extranjeros. Ellos no saben de idiomas, de límites, ni banderas. Míralos, se van al cielo con una risa paloma que los reúne en el vuelo.
No me llames extranjero. Piensa en tu hermano y el mío, el cuerpo lleno de balas besando de muerte el suelo. Ellos no eran extranjeros, se conocían de siempre. Por la libertad eterna igual de libres murieron.
No me llames extranjero. Mírame bien a los ojos mucho más allá del odio, del egoísmo y el miedo y verás que soy persona.
NO PUEDO SER EXTRANJERO.
INMIGRACIÓN
El movimiento
migratorio italiano que pisa tierra venezolana data del año 1814, tal fenómeno
no registra una llegada masiva como más tarde se manifiesta en 1870, momento
éste de unificación de la Península que responde a la búsqueda de un ideario de
libertad y de justicia más que a una motivación económica. Una nueva ola de
italianos llega a Venezuela en 1830, año en el cual se disuelve la República de
Colombia y se proclama la Independencia.
Un relevante flujo
de aventureros, como afirma Anibal Prieto, “venían fundamentalmente a hacer la
América o a la búsqueda de pan y tranquilidad; conquistador o refugiado, la
necesidad y la fantasía eran sus únicos consejeros mientras a las espaldas
tenían la añoranza o el rencor”, así era la primera generación de inmigrantes
conformada por humildes campesinos acompañados por una única cultura religiosa;
en la tierra venezolana encontraron una economía basada en la agricultura,
concentrada en el cultivo de café y cacao. En este periodo, anterior a la explotación
del petróleo, los inmigrantes italianos se dedicaron a establecerse en las
zonas sur oriental, occidental y montañosa del país.
En 1840 llegan los
primeros italianos que se asientan al oeste del país, distribuidos como afirma
Antonio Pérez Carmona, en el valle del Boconó, Escuque, Santa Ana, Pampán,
Bolivia, Monte Carmelo, San Lázaro, Carache, Campo Elías, Pampanito, Chejendé,
Valera, La Quebrada y Betijoque. D'Elia, Pierina. (2005). La inmigración
italiana en Venezuela. Cuadernos americanos. 6. 103 -110.
Venezuela recibió
una gran cantidad de inmigración entre 1948 y 1961 cuando aún era un país de
apenas 5 millones de habitantes por lo tanto el proceso de mestizaje ha sido
muy intenso. Esto le dio características únicas a la población Venezolana, llegando
a ser un país de mayoría mestiza donde el componente italiano, portugués es tan
importante como el español y donde gran parte de la población tiene orígenes
extranjeros, no solo en Europa sino también de otros países latinos.
La mayoría de los
italianos emigró a Venezuela a consecuencia de la segunda guerra mundial y de
sus destrucciones en la península italiana. En los años cuarenta y cincuenta
más de 300.000 italianos entraron por el puerto de La Guaira, creando la mayor
"colonia" europea en Venezuela. Inicialmente muchos fueron enviados a
las comunidades agrícolas (como la "Colonia Turén" en el estado
Portuguesa), pero la mayoría terminó trabajando en el comercio, industrias y
servicios de las principales ciudades venezolanas.
El Consulado italiano
en Caracas indicó en una publicación oficial que en 1977 - de los 210,350
Italianos que llegaron a Venezuela; 39,855 eran de Sicilia, 35,802 de Campania,
20,808 de Abruzos, 18,520 de Apulia, y que también (del norte industrializado)
venían 8,953 del Véneto, 7,650 de Emilia-Romaña y 6,184 de Friuli-Venecia
Julia. Los Italianos - según la misma fuente - estaban concentrados
principalmente en la región centro-norte de Venezuela, alrededor de Caracas y
Valencia. Durante el mismo año, 98.106 italianos vivían en el Distrito Federal
de Caracas, 39.508 en el estado Miranda, 14.203 en Maracaibo, 12.801 en Aragua
y 8,104 en Carabobo, e incluso habían unos 66 Italianos en el Territorio
Federal Amazonas.
Fuente: https://www.familysearch.org/wiki/es/Emigraci%C3%B3n_e_inmigraci%C3%B3n_de_Venezuela